Pasaje Bíblico: Marcos 1: 16-39.
Texto para orar:
Introducción.
Cuando Dios creó al hombre le dio autoridad para gobernar toda la creación. (Gén. 1: 28). Este orden que Dios había establecido se alaba en la Escritura y se entiende como una forma de su misericordia hacia el hombre que ha creado con el propósito de mostrar su gloria. Vea Salmo 8. “Lo has hecho un poco menor que los ángeles, y lo coronas de gloria y majestad…”. Sabemos también que por causa del pecado del hombre, este orden establecido se distorsionó completamente, el hombre quiso usurpar la mayor autoridad haciéndose igual a Dios y desde entonces ha vivido alejado de Dios ejerciendo la autoridad arbitrariamente sin considerar a Dios, causando la ruina de la humanidad y toda la creación. Dios tenía el propósito que el hombre fuera el rey de la creación, y lo único que el hombre logró con su pecado fue entregarle este dominio al diablo, quien tiene el imperio de la muerte, y por el temor a la muerte tiene dominio sobre el hombre. Vea Hebreos 2: 14-15.
Así la situación, la autoridad ejercida por el hombre en todo ámbito es un pálido reflejo de la autoridad delegada por Dios y no cumple con su propósito de hacer el bien a los que están al cuidado del hombre y de mostrar la gloria de Dios. El hombre es cruel y arbitrario en el uso del poder y lo anhela. Anhelar el poder solamente es intentar usurpar el derecho de Dios de delegar esa autoridad a quien él quiere.
El mundo es un caos, está lleno de personas enfermas, que mueren alejadas de Dios, personas poseídas por el diablo, personas llenas de temores, otros, llenos de ambiciones, enemistados, existen pero no tienen vida. A este mundo llega Jesús con buenas nuevas. ¿Qué significa la llegada de Jesús para nosotros? ¿Cómo impacta en este mundo la llegada de Jesús con autoridad?
1) (Marcos 1: 16-39) Jesús, un hombre con autoridad. En Marcos 1: 15 Jesús dice que el reino de Dios se ha acercado en su persona, él aparece como el rey de parte de Dios que ha llegado a su mundo. A medida que leemos el evangelio de Marcos nos vamos dando cuenta que Jesús tiene toda la autoridad de Dios en todos los ámbitos de la vida.
a) Tiene autoridad sobre las personas. 1: 16-20, 2: 14-17. Llama a los discípulos a seguirle y a realizar su labor y la labor de Dios de contar al mundo la buena noticia de la salvación. Jesús les llama para “pescar” a las personas y sacarlas del infierno. Jeremías 16: 16. A estas personas les delegó su autoridad sobre todas los cosas, especialmente cuando los envía a predicar. 3: 13-19. “Llamó a quien él quiso y ellos vinieron a Él. Y designó a doce, para que estuvieran con Él y para enviarlos a predicar”; “Y dejando al instante las redes, le siguieron”, “y ellos dejando a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros, se fueron tras Él”, Marcos 2: 13-17: “…y les enseñaba. Y al pasar, vio a Leví, hijo de Alfeo, sentado en la oficina de los tributos, y le dijo: Sígueme. Y levantándose, le siguió…no he venido a llamar a justos, sino a pecadores”.
Aplicación. El evangelio que Jesús predica es pertinente, y muy urgente, así lo entendieron estas personas que lo siguieron. Estas personas no eran de otro mundo, eran hijos de alguien, tenían familia, en muchos casos tenemos sus nombres, tenían trabajo y obligaciones, sufrían de enfermedades y eran postergados, algunos hacían cosas que eran repudiables a los demás, gracias a lo cual tenían una buena posición, otros sin embargo tenían trabajos pesados y esclavizantes. Todos ellos vivían bajo la opresión enemiga y más sutilmente bajo la opresión del diablo. Si leen cuidadosamente se darán cuenta que ellos no abandonaron a sus familias para seguir a Cristo irresponsablemente y es posible que muchos conservaran sus trabajos mientras realizaban la evangelización que se les encomendó, y en algunos casos, toda la familia siguió al Señor. Es bastante obvio que pusieron sus hogares a disposición del evangelio e invitaron a sus familias y amigos a escuchar al Señor, ellos invitaban al Señor a su casa a comer. El evangelio les tocó profundamente, la autoridad de la palabra cambio sus vidas, ellos se convirtieron en seguidores de Jesús y el Señor les consideró como su propia familia.
Y contigo ¿Cómo es? Es el evangelio para ti una forma o un estilo de vida, o solamente es una moda, algo bonito, pero que no estás dispuesto a dedicarle mucho tiempo. Es algo que haces de vez en cuando, pero que no estás seguro si el año que viene te dedicaras a esto. No, fíjense que el evangelio tenía que ver con todos los aspectos de la vida de esas personas, era íntimo, cotidiano, les hacía bien, recibía como respuesta el servicio incondicional de quienes lo entendían, liberaba, daba esperanza y felicidad. ¿Y esto por que? Porque era Dios mismo visitando a su pueblo y había que compartir la alegría de tener a Dios comiendo en sus hogares, visitándoles en sus trabajos e interesado por lo que eres, por lo que haces, llamándote a seguirle y mostrándote amor y compasión. Que grande es el Señor que se interesó en ti y en mí, me tocó, me amó y me enseñó a conocer a Dios. El evangelio aún tiene la misma autoridad, Jesús está reinando al lado de Dios en el cielo, si ha llegado a ti esta palabra te cambiará. Y junto con esto Jesús ha delegado toda su autoridad para quienes se encarguen de la tarea de predicar y enseñar el evangelio. Mateo 28: 18-20.
b) Tiene autoridad en lo que enseña y predica. 1: 21-27, 38-39, 2: 2, 13, 3: 1, 14-15, 23, 35. Es necesario decir que la actividad de Jesús está íntimamente relacionada con sus palabras. Él enseñaba y el resultado de esta enseñanza con autoridad liberó del demonio a ese hombre, perdonó al paralítico y sanó al hombre de la mano seca, llamó a sus discípulos. En todas estas ocasiones Jesús estaba enseñando y predicando. En medio de esta gira evangelística Jesús sana a la suegra de Pedro, y ella les sirve, como una respuesta agradecida y con fe. Las personas responden a su poderosa palabra, a las buenas nuevas del reino de Dios. Jesús dice que su actividad principal es predicar y enseñar, la gente se reúne en torno a él para oír esta palabra. Esta palabra crea una división entre los que la reciben y los que la rechazan que es muy notoria.
En la sinagoga estaba ese hombre endemoniado y podía convivir con ellos, al parecer sin incomodarse es muestra de lo poco relevante que era la palabra de Dios para los judíos. Los gritos del hombre son los gritos desesperados y desafiantes del demonio que conoce su destino y quién es que lo juzgará, pero como ellos no revelarán a Jesús al mundo, son reprendidos y se les ordena salir de ese hombre. Lo que la gente discutía es que tipo de enseñanza era esta. Coincidían en la autoridad que tenía, que se veía en que “manda aún a los espíritus inmundos y le obedecen”. El evangelio anuncia la derrota final de Satanás y el triunfo de Jesús sobre todos sus enemigos. Jesús dijo: “No crean que he venido a traer paz a la tierra. No vine a traer paz sino espada. Porque he venido a poner en conflicto al hombre contra su padre, a la hija contra su madre, a la nuera contra su suegra”. Mateo 10: 35. Este conflicto que algunos tenían con la palabra, llevó a que el rechazo fuera mayor. 3: 6.
c) Tiene autoridad sobre la enfermedad. 1: 30-34, 41-42, 2: 11-12, 3: 5, 3: 10. Después de esto Jesús se enfrenta a la enfermedad, la suegra de Pedro está con fiebre. Jesús se acercó, la tomó de la mano, la levantó, y la fiebre la dejó; y ella les servía. Que ternura y que delicadeza. La infección que produjo la fiebre ya no está más, eso es impresionante. Estaba tan bien que ya les servía. Esto solamente fue el comienzo, como su fama se había extendido por toda la región, después de la puesta del sol, le trajeron todos los que estaban enfermos y endemoniados, toda la ciudad estaba ahí. Jesús sanó a muchos enfermos y expulsó a muchos demonios. Esto era una consecuencia directa de lo que él había enseñado, pero la gente no había ido a escucharlo, sino solamente a buscar los beneficios. Todos te buscan, Jesús le dice, vamos a otro lugar, para que predique ahí, porque para esto he venido.
2) ¿A qué ha venido Jesús? Jesús no se distrae del propósito para el cual vino. Predicar y expulsar demonios en las sinagogas, enfrentarse a la muerte y al demonio. Es justamente esto que Jesús hace, predicar y enseñar, lo que le trae la mayor oposición. En todo lo que Jesús hace demuestra su autoridad[1], él es el hombre retratado en el Salmo 8, es el hombre perfecto de Dios que reina sobre su creación. Especialmente Jesús tiene autoridad sobre todos aquellos ámbitos que el hombre no domina: la enfermedad, la muerte, el perdón de los pecados y especialmente sobre las personas, a quienes tuvo que rescatar de otro dominio. Obviamente Jesús debe enfrentar oposición de todos aquellos que estaban en autoridad cuando él vino. Los religiosos, el hombre mismo pecador y el diablo. De hecho esta oposición por la Providencia de Dios terminó en su muerte en la cruz. Vea Marcos 1: 24, 3: 2, 6, 11-12, 21, 14: 10-11, 43-46, 41-42, 55-58.
Pero Jesús hace bien a las personas, las sana, las libera del demonio, las restaura, para eso tiene autoridad, para hacer bien, para ordenar el mundo que está en caos. El evangelio prometido en las Escrituras, el cual Jesús enseña y predica (Romanos 1: 1-4) es la manera en que Dios cumplirá sus propósitos perfectos en la persona de su Hijo, él es un hombre perfecto, que no pecó (Filipenses 2), no usurpó la autoridad de Dios, no ostentó autoridad, aunque la tenía toda, reinó sobre la creación restaurando el mundo de Dios, liberando a hombres y mujeres del diablo y de la esclavitud del pecado en que ellos mismos vivían para traerlos al reino que él inauguró, a la presencia misma de Dios. La forma en que hizo esto fue muriendo en la cruz, venciendo a la muerte y acabando así con el dominio del diablo. El evangelio es la declaración de que Dios en la persona de Jesús, por su muerte en la cruz nos ha llevado a la nueva creación. Como pueden ver, la muerte de Cristo está en el centro de los propósitos de Dios. Compare Juan 11: 25-26 con Hebreos 2: 14-15.
Aplicación. Nosotros predicamos a Cristo, el Señor, el Creador que tiene derechos sobre la vida de las personas. Anunciamos la salvación que está en Jesús, la liberación del diablo y de la esclavitud del pecado, la entrada al reino de Dios en la persona de Jesús. ¡Qué mensaje!
Pero también anunciamos la muerte de Cristo y su resurrección de entre los muertos con poder, de esa forma él nos sacó del imperio de la muerte, nos libró del dominio del diablo con su palabra poderosa, si, eso es el evangelio, poder de Dios para salvación a todo aquel que cree. Juan 5: 25: “viene la hora, y ahora es, cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que oigan vivirán”. Jesús al resucitar a las personas estaba demostrando que tenía todo el dominio sobre la muerte y sobre el diablo. Al morir y resucitar demostró su victoria sobre este enemigo. La victoria es tan decisiva de ahí en adelante que Jesús afirma que el que cree en él, aunque muera, vivirá y aquel que vive y cree en él, no morirá jamás. En Lucas 15: 24 el padre dice: “…este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y ha sido hallado”. Eso es lo que ha venido a hacer Jesús, a buscar lo que se había perdido para darnos una nueva vida. Marcos 2: 17. Leer Hebreos 2: 14-18. Esta es la razón de porqué Jesús se hizo hombre y porque tuvo que morir en la cruz.
Por lo tanto, la predicación del evangelio es la forma en que Dios lleva a cabo sus perfectos planes, en su providencia es la manera en que el reino de Dios se extiende y retrocede el reino de Satanás, es la única forma en que las personas que viven en oscuridad sean sanadas y liberadas y vuelvan a la vida.
La tarea parece demasiado grande, pero Jesús tiene toda la autoridad y está con nosotros todos los días hasta el fin del mundo. Predicar el evangelio no es opcional, Jesús tiene autoridad sobre ti en esto, es imperativo, causa disensión, te pone en conflicto con los demás, trata de la muerte, el último enemigo y nadie quiere hablar de eso, pero es precisamente el temor a la muerte que el diablo usa para dominar a las personas. La Biblia dice que el evangelio es el poder de Dios para salvación a todo aquel que cree. OREMOS
[1]Sobre la muerte. 5: 41-42, Lucas 7: 14-15, Juan 11: 25-26. Sobre el diablo. 1: 13, 23-27, 32-34, 39, 3: 11-12, 15, 26-27. Para perdonar. 2: 5, 10, 2: 15-17 y sobre la naturaleza. 1: 13, 4: 39.
domingo, 18 de octubre de 2009
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